Uno de los testimonios más conocidos de este tipo de ritual, lo sabemos a través de Ibn Fadlan, de un jefe vikingo en el sur de Rusia en donde el ajuar del difunto y los sacrificios llevados a cabo a animales (caballos, vacas y gallinas) y a una esclava, ofrecida ella misma, que tras tener relaciones sexuales como parte del rito, para acompañar a su señor en su viaje al más allá, fueron las características más sobresalientes del relato del viajero árabe.
Arqueológicamente, se atestiguan restos de túmulos funerarios con naves en Oseberg y Gokstad (Noruega) y Ladby(Dinamarca).
Gracias a la arqueología, las sagas y a la poesía en nórdico antiguo, se sabe que los vikingos solían incinerar a sus muertos en bacos funerarios. Los rituales que tuvieron lugar en tierra han permitido a los arqueólogos estudiar las diversas tradiciones escandinavas de la época de los vikingos.
Frecuentemente eran depositados en un barco o en un barco de piedra, y se les solía dejar ofrendas según el estatus y la profesión del difunto, entre las que podía incluirse el sacrificio de esclavos. Después se creaba el túmulo amontonando sobre los restos tierra o piedras.
En Escandinavia se conservan muchos túmulos en honor de reyes y jefes vikingos, además de piedras rúnicas y otros monumentos funerarios. Algunos de los más célebres se encuentran en el cementerio de túmulos de Borre, en Noruega, y en Lindholm Høje y Jelling en Dinamarca.
Era común dejar regalos junto al cadáver. Incluso si el cuerpo era quemado en una pira, el difunto recibía presentes, cuya cantidad y valor no dependían del sexo sino únicamente de su posición social. Era importante realizar el ritual correctamente para que el difunto conservase en la otra vida el estatus vital que había poseído en la vida terrenal, y para evitar que se convirtiera en un alma errante condenada a vagar eternamente.
La tumba habitual para un esclavo era, probablemente, poco más que un agujero en la tierra. Se le enterraba probablemente de forma que no regresara para atormentar a sus amos y para que pudiera serles de utilidad cuando éstos hubieran muerto. Incluso en ocasiones se les sacrificaba para que cumplieran esa función en la otra vida. A los hombres libres se les enterraba con armas y equipo de monta. Los artesanos podían ser enterrados junto a todas sus herramientas. A las mujeres se las enterraba con sus joyas y a veces con instrumentos para uso doméstico o parte del ajuar. El enterramiento vikingo más suntuoso descubierto hasta el momento es el Barco de Oseberg, que era para una mujer (probablemente una reina o una sacerdotisa) que habría vivido en el siglo IX.
A pesar de las costumbres belicosas de los vikingos, había un elemento de miedo rodeando a la muerte y a lo que va asociado a ella. Si el muerto no era enterrado correctamente o no se le proveían de medios para la otra vida, era posible que no llegase al Valhala (en la siguiente publicación lo explicaremos más detalladamente). La persona muerta podría visitar a sus parientes vivos como un fantasma para atormentarlos. Era una visión horrorosa y ominosa, que se interpretaba como una señal de que más miembros de la familia morirían. Cuando las comunidades eran afectadas por desgracias, sobre todo en tiempos de hambruna, empezaban a aparecer historias de fantasmas. Las sagas mencionan drásticos remedios para librarse de estos fantasmas una vez que habían aparecido. El muerto tenía que volver a morir; se podía atravesar el cadáver con una estaca, o se le cortaba la cabeza para que el difunto no encontrara el camino de vuelta al mundo de los vivos.
Los esclavos podían ser sacrificados durante el funeral para servir a su amo en la siguiente vida. En el relato de Ibn Fadlan hay una descripción de una esclava que va a ser sacrificada y que pasa por varios ritos sexuales. Cuando el jefe había sido puesto en el barco, ella iba visitando las tiendas para acostarse con los guerreros y mercaderes. Cada hombre le decía que esto lo hacía por devoción al difunto. Por último, ella entraba en una tienda que se había montado en el barco y en la que seis hombres mantenían relaciones sexuales con ella antes de ser estrangulada y apuñalada. Los ritos sexuales con la esclava muestran que ella era considerada un recipiente para la transmisión de energía vital para el jefe difunto.
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