Tras la caída de Imperio Romano, se empezó a desarrollar en el norte de Europa una fuerte cultura marítima basada en una tradición muy antigua que había permanecido oculta. Ésta culminó con los vikingos, el pueblo marítimo más importante de la historia de la humanidad. Los vikingos dominaron el mar del Norte durante la Alta Edad Media, desde el siglo V hasta el X.
Mientras los pueblos germánicos emigraban en masa a las islas Británicas, en Escandinavia, un pueblo marinero había desarrollado excelentes naves a remo, fruto de una tradición milenaria. Se trataba de los vikingos, un pueblo que vivía en la costa de la península escandinava y de la actual Dinamarca.
Los vikingos habían desarrollado el arte de la navegación a vela y estaban construyendo las que iban a ser las mejores naves de altura que nunca habían surcado los mares. El origen del término vikingo no está del todo claro. Algunos historiadores afirman que procede del sajón vik in, que significa "bahía adentro", y que hace referencia a sus famosos asaltos varando las naves en las playas; otros lo relacionan con la palabra latinavicus, "lugar de mercado"; también hay quien prefiere la creencia de que están relacionados con la región geográfica de Vik, en Noruega; y son muchos los que afirman que "vikingo" significa simplemente "hombre del norte" en el lenguaje nórdico antiguo. Fuera de Escandinavia, a los vikingos se les conocía con distintos nombres; los griegos les llamaron varegos, en referencia al mar Báltico (mar Varego), y en el resto del imperio Bizantino se les conoció como rus; sin embargo, en la Europa occidental se les llamó normandos, un término de origen franco que literalmente significa "hombres del norte".
En el siglo VI, los vikingos se atrevieron a salir de la costa y arriesgarse a la navegación de altura. Fue una decisión similar a la tomada por los fenicios: la intrincada orografía y las montañosas costas, especialmente las noruegas, hacía muy difícil la comunicación por tierra, por lo que se vieron impulsados a navegar: Su experiencia les llevó a un incremento de la navegación comercial en toda la península escandinava y en Jutlandia. Paralelamente a su actividad de carácter económico, a finales del siglo VII, los vikingos comenzaron a ser conocidos por su fama de violentos y sanguinarios, a causa de los audaces y rápidos raids navales, que afectaron también a las zonas en las que no comerciaban.
En unas tierras en que la circulación terrestre resultaba muy dificultosa durante la mitad del año, a causa de la nieve o del barro, el barco permitía desplazarse a lo largo de las costas y penetrar profundamente en el interior de las tierras, a través de los fiordos. Hasta el siglo VIII, las actividades marítimas de los escandinavos se limitaron a la navegación costera, pero algunos vikingos deseaban perder de vista las costas. La embarcación que querían tenía que ser robusta para afrontar el mal tiempo y lo bastante ligera para poder ser desplazada en tierra con ayuda de rodillos. Su calado debía ser pequeño, con objeto de que le fuese posible abordar las orillas y remontar los ríos y, al mismo tiempo, tener una capacidad de carga importante para transportar el máximo de botín o de fletes comerciales.
Los ataques a la costa norte de Francia fueron la pesadilla del imperio Carolingio durante todo el siglo IX. Los vikingos realizaron sus primeras incursiones en Francia en 799, controlando la zona del canal de la Mancha. El propio Carlomagno tuvo que armar una flota para tratar de proteger sus costas, sin obtener el éxito deseado. Las incursiones aumentaron y, en 820, una flota de 13 barcos vikingos remontó varias millas el río Sena saqueando todo lo que encontraban de valor. En 845, los guerreros del norte alcanzaron por primera vez París, y dos años más tarde realizaron un desembarco en Burdeos.
La expansión y las conquistas hacia el este y sur de Europa fueron las que tuvieron mayor transcendencia económica para los vikingos, pues se abrieron rutas muy activas, revitalizando su comercio. sin embargo, la expansión hacia el oeste y el norte del océano Atlántico fue la de mayor importancia y llegó a constituir una autentica epopeya histórica desde todos los aspectos de la navegación.
Los vikingos llegaron a Islandia hacia 860 y allí establecieron una importante colonia. El asentamiento prosperó; se desarrollaron la pesca y la industria de la salazón, la ganadería y la industria textil basada en los tejidos de lana y pelo de animal de caza; comerciaron con colmillos de morsa, plumas de aves y grasa; cultivaron la tierra, y la población creció hasta llegar a los 60.000 habitantes a principios del siglo XI. Los viajes a Islandia se realizaban en los robustos y capaces knorr, barcos diseñados para la navegación oceánica, que podían realizar la travesía desde Noruega en cinco o seis días como máximo. En estos viajes, los vikingos recalaban en las islas Feroe, una importante base de su expansión hacia el norte y el oeste del Atlántico.
Desde sus bases en las islas Feroes e Islandia, los hombres de norte contaban con una muy buena flota para atreverse a explorar el vasto mar que se extendía hacia el misterioso oeste y el temible norte. En el año 982, se produjo el primer gran salto marítimo hacia lo desconocido. En Islandia, un vikingo llamado Erik Thorvaldsson, conocido como Erik el Rojo por el color de su cabello, había sido juzgado por el asesinato de un hombre y condenado al destierro. Esto significaba salir de Islandia obligatoriamente por mar, yErik planeó dirigirse hacia el oeste, a una tierra vagamente descrita por un navegante compatriota suyo que había sido arrastrado por un temporal y la había avistado. Armó su knorr (un tipo de barco preparado para recorrer grandes distancias), y se adentró en las aguas del océano. Encontró tierra a una distancia más cercana que las islas Feroe; dicho territorio presentaba una costa muy accidentada, helada y desolada. Erik la fue explorando hacia el sur, hasta llegar a un punto en que la línea de la costa empezaba a dirigirse hacia el oeste y, poco después, hacia el noreste. Allí encontró una zona de tierra que, al recibir corrientes marinas relativamente cálidas, no había placas de hielo durante el verano. Recaló en un abrigado fiordo, con suficiente extensión de hierba para poder criar ganado; bautizó este lugar con el nombre de Eriksfjord (el fiordo de Erik), actualmente Tunugdliarfik. El jefe vikingo bautizó el asentamiento como Gonland (Tierra Verde), la actual Groenlandia.
Los mares por los que navegaban los vikingos son los más peligrosos e inhóspitos del hemisferio Norte, y son terriblemente duros para los marinos. Los vikingos eran hombres tremendamente fuertes y resistentes al frío, a la humedad y al cansancio. Eran hábiles en las maniobras marineras de todo tipo y conocedores a fondo de sus barcos, que dominaban tanto a vela como a remo. En los mares de las latitudes septentrionales, desde finales del verano hasta bien entrada la primavera siguiente, se dan unas condiciones muy poco favorables para la navegación a vela. Durante el largo periodo invernal, la falta de luz y el hielo, que bloqueaba los barcos en los fiordos y hacía inoperante el aparejo de fibras textiles, imposibilitaban la navegación de altura. Por ello, aunque no planeaban expediciones durante esta época, los vikingos se dedicaban a la pesca bajo el hielo y, los que habitaban en latitudes más australes, podían desbloquear sus barcos y navegar durante largas noches para pescar; fue así como llegaron a adquirir un amplio conocimiento de las estrellas, además de eficaces remedios contra la hipotermia y los problemas de congelación, tan habituales entre sus tripulantes.